Los números de Carnival fueron sólidos. La compañía reportó ingresos por más de 8 mil millones de dólares en su tercer trimestre fiscal y ganancias ajustadas que superaron lo estimado por los analistas. También elevó su proyección para 2025, lo que en principio debería haber impulsado sus acciones. Sin embargo, la reacción fue contraria: el precio de sus títulos cayó alrededor de 4 % después de la publicación de los resultados.
Detrás de esta caída hay varias razones. Por un lado, muchos inversionistas habían apostado fuerte por Carnival en los meses previos, aprovechando el repunte del sector de cruceros tras la pandemia. Con la acción ya con una subida acumulada importante en el año, cualquier señal de que las expectativas no se cumplen al cien por ciento sirve de excusa para tomar utilidades. Y eso fue lo que ocurrió.
El detalle está en los rendimientos netos por pasajero, conocidos en la industria como “net yields”. El mercado esperaba un incremento mayor al que la compañía proyectó para el próximo año. La diferencia fue mínima en términos absolutos, pero suficiente para decepcionar a un mercado exigente. En otras palabras, Carnival mostró buenos resultados, pero no los “suficientemente buenos” para lo que los inversionistas anticipaban.
Aun así, los fundamentos del negocio muestran fortaleza. La empresa informó que casi la mitad de la capacidad de 2026 ya está vendida y que las tarifas se mantienen en niveles históricamente altos, tanto en Norteamérica como en Europa. Incluso las reservas para 2027 tuvieron un arranque inusualmente fuerte. Además, Carnival ha venido trabajando en la reducción de su deuda, refinanciando pasivos y mejorando su perfil crediticio, algo que ya se refleja en la visión más positiva de las agencias calificadoras.
Es cierto que la empresa enfrenta costos elevados y una deuda que todavía pesa en su balance, pero la tendencia de la demanda le juega a favor. Los depósitos de clientes alcanzaron máximos históricos y las previsiones de ingresos se mantienen firmes.
En conclusión, lo que ocurrió con las acciones de Carnival es un recordatorio de cómo funciona el mercado bursátil: no basta con dar buenos resultados, hay que superar lo que los inversionistas esperan. La compañía sigue en buen rumbo, con un negocio sólido y perspectivas alentadoras, pero el precio de su acción se ajustó por expectativas demasiado altas y ventas técnicas tras meses de subidas.