Applied Digital ha logrado algo que muchos en Wall Street no esperaban: consolidar su transición de la minería digital hacia la infraestructura que alimenta el auge de la inteligencia artificial. El movimiento no solo le ha devuelto relevancia, sino que la ha posicionado entre las empresas más prometedoras del sector de centros de datos de alto rendimiento.
Su transformación se refleja con claridad en el campus Polaris Forge, ubicado en Dakota del Norte, que ahora se perfila como un punto neurálgico para la expansión de su capacidad. La reciente extensión del contrato con CoreWeave —una de las compañías más activas en el entrenamiento de modelos de IA— le asegura 150 megavatios adicionales de potencia y un horizonte de ingresos a 15 años valuado en alrededor de 11 mil millones de dólares.
El impacto fue inmediato. Los inversores recibieron la noticia con entusiasmo y el precio de la acción se disparó más de 25 % durante la jornada posterior al anuncio. Este repunte refleja una fuerte confianza en la dirección de la empresa, que, pese a reportar una pérdida ajustada de tres centavos por acción, logró superar ampliamente las expectativas del mercado.
Más allá de las cifras, lo que realmente está impulsando a Applied Digital es su capacidad de adaptación. En lugar de depender de un negocio volátil como la minería cripto, ahora construye infraestructura esencial para el crecimiento de la inteligencia artificial. La demanda de centros de datos con alta capacidad de cómputo no deja de crecer, y Applied Digital está posicionándose para captar esa ola.
No obstante, los desafíos siguen presentes. La compañía deberá ejecutar de forma impecable la construcción y operación de los nuevos centros, controlar su carga financiera y, sobre todo, diversificar su base de clientes para no depender tanto de CoreWeave. En un mercado tan competitivo, mantener márgenes saludables y cumplir plazos será crucial.
Applied Digital parece haber encontrado su camino. Si logra consolidar su modelo y entregar resultados consistentes, podría convertirse en un protagonista central en la infraestructura tecnológica de la próxima década. Por ahora, el mercado ya la ha premiado con un voto de confianza que pocos esperaban hace apenas un año.