El saldo total de préstamos en pesos al sector privado alcanzó los $82,8 billones durante septiembre, lo que implicó una suba real mensual de apenas 0,6 %. Dentro de ese universo, los créditos personales fueron los que más sintieron el freno, mientras que las líneas hipotecarias y prendarias lograron mantener un mayor dinamismo.
El costo de endeudarse es hoy una de las principales barreras. Con tasas promedio del 76,4 % nominal anual, las cuotas se vuelven demasiado pesadas para la mayoría de los hogares. Frente a esto, muchas familias deciden achicar plazos, reducir montos solicitados o directamente evitar el crédito. A la vez, las entidades financieras analizan con lupa cada solicitud, elevando los requisitos y exigiendo mayores garantías para minimizar riesgos.
El problema central pasa por la morosidad. Los bancos observan un deterioro creciente en la capacidad de pago de los clientes y eso los obliga a ser más cautelosos. El círculo es claro: tasas elevadas generan más riesgo de impago y, en consecuencia, una oferta más limitada.
El contraste con meses anteriores es evidente. Durante buena parte del año, los créditos personales habían sido la locomotora del sistema financiero, con un avance acumulado cercano al 52 % en términos reales. Ese impulso, sin embargo, empezó a agotarse y septiembre marcó un punto de inflexión.
Mirando hacia adelante, la evolución del crédito dependerá en gran medida de la política monetaria y de la inflación. Si no hay una baja en las tasas de interés, será difícil que los préstamos al consumo recuperen fuerza. En paralelo, es probable que los bancos refuercen las líneas respaldadas con garantías, como los hipotecarios y prendarios, que ofrecen más seguridad frente al riesgo de incumplimiento.
En definitiva, el crédito personal en Argentina atraviesa un momento de freno claro. La combinación de costos elevados y mayor morosidad limita su expansión, dejando un panorama en el que solo quienes puedan cumplir con requisitos más estrictos y soportar cuotas más altas accederán a este tipo de financiamiento. Para el resto, habrá que esperar que las condiciones del mercado se relajen.