El balance del día dejó una clara diferencia entre los índices tradicionales y el tecnológico. El Dow Jones avanzó poco más de medio punto porcentual para ubicarse en nuevos máximos, y el S&P 500, con un aumento casi imperceptible, también logró cerrar en récord. El Nasdaq, en cambio, cedió cerca de un 0,3 %, frenado por la debilidad de varias tecnológicas que arrastraron al índice.
Entre los nombres que más pesaron en esta caída destacó Palantir, cuyas acciones se desplomaron más de 7 % después de que circulara un informe del ejército estadounidense señalando fallas en un sistema de comunicaciones desarrollado junto con la compañía. Aunque la empresa defendió la confiabilidad de su tecnología, el golpe en bolsa fue inmediato. También pesaron en el ánimo de los inversores los pronósticos más débiles de Applied Materials, que anticipó un recorte en sus ingresos por las restricciones de exportación hacia China.
Mientras tanto, los sectores defensivos como salud, seguros y servicios públicos fueron los grandes ganadores de la jornada, mostrando que los inversionistas optaron por mover parte de su capital hacia valores más estables en medio de la incertidumbre. Esta rotación explica en buena medida por qué el S&P 500 y el Dow lograron sostener su impulso pese a la presión del Nasdaq.
El contexto macroeconómico también jugó un papel clave. El cierre parcial del gobierno en Estados Unidos, que ya suma varios días, ha retrasado la publicación de informes fundamentales como el de empleo de septiembre. Este vacío de información genera dudas, pero al mismo tiempo alimenta las apuestas de que la Reserva Federal podría verse obligada a recortar las tasas de interés en las próximas reuniones para no enfriar demasiado la economía.
En paralelo, el petróleo se recuperó ligeramente y el dólar perdió fuerza frente a otras divisas, un escenario que beneficia a compañías con ingresos en el exterior. El oro, por su parte, se mantuvo fuerte como refugio de valor, reflejando la cautela que aún persiste en el mercado.
La conclusión de la semana es clara: los inversionistas celebran nuevos récords en Wall Street, pero no quitan la vista de los riesgos. Con la tecnología mostrando señales de fatiga, el cierre del gobierno estadounidense sin resolver y la expectativa de una Fed más flexible, el mercado vive un equilibrio delicado entre optimismo y cautela. Para los portafolios latinoamericanos, la lección es diversificar: aprovechar el impulso de sectores sólidos y defensivos, pero sin perder de vista la volatilidad del Nasdaq.