El arranque de semana se da en un clima de cautela. El índice del dólar, que mide la fortaleza del billete verde frente a una canasta de monedas, mostró debilidad después de varias jornadas mixtas. La caída refleja que los operadores prefieren mantenerse al margen hasta conocer la cifra del ISM, que podría dar pistas sobre el rumbo de la Reserva Federal.
El sector manufacturero de Estados Unidos viene mostrando señales de fatiga. En agosto, el PMI se ubicó en 48.7 puntos, todavía por debajo de la línea de 50 que marca la diferencia entre crecimiento y contracción. Aunque fue un leve repunte respecto al mes anterior, la actividad sigue débil, con caídas en producción y empleo, y solo un pequeño impulso en nuevos pedidos. La lectura de septiembre será clave para confirmar si hay un cambio de tendencia o si la industria norteamericana continúa atrapada en terreno negativo.
La interpretación de este informe puede abrir varios escenarios. Un dato fuerte, que supere las expectativas, daría aire al dólar y pondría presión inmediata sobre monedas emergentes como el peso mexicano, que viene de semanas de alta volatilidad. En cambio, si el número confirma la debilidad del sector, el billete verde podría seguir retrocediendo, lo que daría un respiro a las divisas de la región. México, Brasil, Colombia y Chile se beneficiarían de un dólar más débil, aunque la reacción podría ser corta si los mercados interpretan la caída como una señal de enfriamiento económico global.
Más allá del titular, los analistas estarán atentos a ciertos componentes del reporte: los nuevos pedidos, que marcan la fuerza de la demanda; la producción, que refleja el pulso inmediato de la industria; y el empleo, un termómetro de confianza en el sector. También será clave ver el índice de precios pagados, ya que si se mantienen altos, la Reserva Federal podría enfrentar más dificultades para relajar su política monetaria.
Para América Latina, el impacto puede sentirse de inmediato. Un dólar más débil suele favorecer la entrada de capitales y da cierto alivio cambiario, pero cuando la caída responde a temores de recesión en Estados Unidos, el efecto puede ser de corta duración. En un escenario de alta volatilidad, los bancos centrales de la región seguirán de cerca cada dato para ajustar sus estrategias.
En conclusión, la atención global está puesta en el reporte manufacturero. El dólar busca suelo, pero su rumbo dependerá de si la manufactura de Estados Unidos da señales de recuperación o sigue mostrando debilidad. Para América Latina, lo que ocurra en las próximas horas marcará el pulso de sus monedas y de la confianza de los inversionistas.