El estreno de SFGI en el mercado Prime del Tokyo Stock Exchange fue posible gracias a una escisión estructurada como dividendo en especie. Esto significa que los accionistas de Sony recibieron directamente los títulos de la nueva empresa en lugar de efectivo. Desde ahora, la matriz dejará de consolidar los resultados financieros de su división y pasará a contabilizarlos bajo el método de participación, lo que reducirá el tamaño de sus estados financieros consolidados, aunque con la ventaja de un perfil más enfocado en el entretenimiento y la tecnología.
La decisión de separar la división financiera no es improvisada. Sony busca evitar el llamado “descuento de conglomerado”, una penalización que suele aplicar el mercado a compañías con demasiadas ramas de negocio, ya que la complejidad interna puede dificultar la valoración real de sus activos. Al dar independencia a SFGI, la intención es que cada empresa muestre su verdadero valor y pueda atraer inversionistas especializados en cada sector.
Para Sony, el movimiento también representa una forma de ganar agilidad. El negocio financiero podrá acceder a financiamiento de manera autónoma, realizar adquisiciones y crecer en segmentos como seguros y servicios de inversión sin depender directamente del balance del grupo. Por su parte, la matriz concentrará capital en las divisiones que más margen generan: PlayStation, cine, música y sensores de imagen.
Sin embargo, no todo es positivo en el corto plazo. La nueva acción podría enfrentar fuertes movimientos en sus primeros días de cotización, ya que muchos inversionistas podrían optar por vender las participaciones recibidas como dividendo. Para contrarrestar esa presión, Sony Financial lanzó un plan de recompra de 100 mil millones de yenes, equivalente a unos 13 mil millones de pesos mexicanos, que servirá como amortiguador frente a caídas bruscas en el mercado.
La atención de los analistas estará puesta en la demanda inicial de los títulos y en cómo reaccionan los inversionistas institucionales, que suelen ser decisivos en operaciones de esta magnitud. También se mirará con lupa el primer reporte trimestral de SFGI como empresa independiente, pues ahí se podrá evaluar si la independencia genera la rentabilidad esperada.
A futuro, no se descarta que Sony replique este modelo con otras unidades. El mercado especula con la posibilidad de una separación de su negocio de semiconductores, que fabrica los sensores de imagen utilizados en teléfonos inteligentes y cámaras digitales. Sería un paso aún más ambicioso, pero con lógica similar: dar independencia a divisiones que necesitan capital intensivo y al mismo tiempo reforzar la narrativa de Sony como empresa tecnológica de entretenimiento.
El debut de Sony Financial en la Bolsa de Tokio es una jugada de riesgo calculado. Por un lado, libera valor y da independencia a una división con fuerte potencial de crecimiento. Por otro, implica volatilidad inmediata y una reducción en los ingresos consolidados de la matriz. Para los inversionistas de América Latina, este caso es un recordatorio de cómo las grandes corporaciones recurren a escisiones para optimizar su estructura y maximizar el valor de mercado. Lo que ocurra en las próximas semanas será determinante para confirmar si esta estrategia realmente logra el efecto buscado.