Lithium Americas, con sede en Canadá y operaciones en Estados Unidos, avanza con el proyecto Thacker Pass en Nevada, considerado estratégico para la transición energética. La empresa había asegurado un préstamo de 2,260 millones de dólares del Departamento de Energía, pero las condiciones están en revisión. En ese contexto, surgió la propuesta de que el propio gobierno estadounidense adquiera hasta un 10 % de la compañía mediante derechos de compra sin costo, lo que le permitiría tener un rol más activo en la explotación de este recurso crítico.
El mercado reaccionó de inmediato: los papeles de la minera escalaron en la sesión previa a la apertura de Wall Street y llegaron a marcar subidas cercanas al 90 %. El entusiasmo también alcanzó a otras empresas del sector, como Albemarle, Sigma Lithium y SQM, que vieron avances en sus cotizaciones gracias al renovado apetito por el litio.
Thacker Pass, que cuenta con la participación de General Motors con un 38 % y derechos preferenciales sobre parte de la producción, podría convertirse en uno de los mayores yacimientos de litio en operación hacia 2028. El interés de Washington muestra hasta qué punto Estados Unidos busca asegurar el control de minerales clave frente a la creciente competencia global, en particular de China.
Aunque el anuncio disparó el optimismo, todavía persisten desafíos importantes. La renegociación del préstamo con el Departamento de Energía no está cerrada, y los inversionistas deberán vigilar de cerca los costos de construcción, las aprobaciones ambientales y la evolución de los precios internacionales del litio. Una eventual participación estatal también genera preguntas sobre la dilución de los actuales accionistas y el futuro control corporativo.
Conclusión
La posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos se convierta en socio de Lithium Americas marca un cambio de estrategia que podría redefinir la relación entre el sector público y privado en la industria minera. Para la compañía, el respaldo oficial representa un espaldarazo clave en un momento decisivo. Para los inversionistas, la apuesta luce prometedora, aunque no está exenta de riesgos ligados a la ejecución del proyecto y a la volatilidad del mercado del litio.