La estrategia de Fermi es clara: apostar por un doble listado que le permita captar inversionistas tanto en Estados Unidos como en Europa. El plan contempla una colocación de aproximadamente 25 millones de acciones, con un precio esperado entre 18 y 22 dólares, lo que situaría su valoración en torno a los 13 mil millones de dólares. La colocación está siendo liderada por bancos de peso como UBS, Cantor y Mizuho, lo que refleja el interés que despierta la propuesta.
El centro de la operación es HyperGrid, un megaproyecto de infraestructura que busca instalarse en Amarillo, Texas. La compañía planea construir una instalación capaz de generar hasta 11 gigavatios de potencia para alimentar servicios de cómputo intensivo. La meta inicial es contar con al menos un gigavatio en operación para finales de 2026. La novedad de este plan radica en el uso de un modelo energético híbrido que combina nuclear, gas natural y energía solar, lo que permitiría asegurar un suministro estable y sostenible para las cargas de trabajo que exige la inteligencia artificial.
Si bien el proyecto es ambicioso, también enfrenta grandes desafíos. Fermi todavía no registra ingresos operativos, lo que convierte esta salida a bolsa en una apuesta de alto riesgo. Además, las autorizaciones regulatorias, en especial en el segmento nuclear, podrían ralentizar el avance del plan. Sin embargo, el creciente apetito de los inversionistas por empresas que desarrollan infraestructura crítica para la IA le da un impulso adicional a esta colocación.
La salida a bolsa de Fermi llega en un momento en el que los mercados internacionales están volviendo a abrir la puerta a listados de gran tamaño tras un periodo de menor actividad. Para los inversionistas latinoamericanos interesados en detectar tendencias, esta operación se perfila como un termómetro del apetito global por proyectos que combinan energía y tecnología en un mismo modelo de negocio.
En conclusión, Fermi no es simplemente una nueva empresa que busca debutar en bolsa. Su objetivo es posicionarse en la intersección entre el suministro energético y el futuro digital, con una propuesta que podría marcar un antes y un después en cómo se construyen los centros de datos del mañana. Su OPI, con doble cotización en Nueva York y Londres, será sin duda una de las más observadas del año.