El repunte del oro no ocurre por casualidad. A medida que la economía estadounidense muestra signos de enfriamiento y los aranceles aumentan los costos de importación, los mercados se preparan para un escenario de mayor inflación. En este contexto, los inversionistas buscan refugio en activos considerados seguros, y ahí el oro se convierte en protagonista.
A la presión inflacionaria se suma la debilidad reciente del dólar, lo que hace que el metal se vuelva más atractivo para quienes invierten desde otras monedas. Además, la incertidumbre geopolítica y comercial alimenta la demanda de oro como seguro frente a turbulencias financieras. El resultado es un escenario en el que Citi ya no descarta precios que superen con comodidad los US$ 3.300 la onza, e incluso ve espacio para que la cotización se acerque a los US$ 3.600 en un horizonte de tres meses.
Aunque algunos análisis más agresivos sugieren que, en un contexto extremo, el metal podría alcanzar los US$ 3.800, el consenso apunta a que la cifra más realista se ubica en el rango que proyecta Citi. La clave estará en cómo evolucionen la inflación y la política monetaria de la Reserva Federal, además de la magnitud de los aranceles en Estados Unidos.
Lo que significa para Chile
En Chile, donde la minería del oro juega un rol creciente junto al cobre, un precio elevado puede transformar proyectos que hoy parecen marginales en operaciones rentables. También puede mejorar los ingresos por exportaciones y aportar un respiro en la balanza comercial. Para los inversionistas locales, el oro en niveles récord abre la posibilidad de diversificar portafolios con un activo que actúa como protección frente a la inflación y la volatilidad cambiaria.
El tipo de cambio también podría verse impactado. Si el dólar sigue débil, el peso chileno podría apreciarse, lo que generaría oportunidades para importadores, aunque pondría presión en los exportadores. El oro, en ese sentido, se convierte en un termómetro indirecto de la economía nacional, pues sus movimientos reflejan la desconfianza o la calma de los mercados internacionales.
Un repunte con riesgos
El escenario no está libre de matices. Si la economía global logra estabilizarse, la inflación se modera y la política comercial en Estados Unidos baja de tono, es probable que el oro encuentre resistencia para seguir escalando. De hecho, algunos analistas creen que en 2026 podríamos ver nuevamente niveles por debajo de los US$ 3.000 la onza, lo que dejaría claro que esta alza sería más un ciclo puntual que un cambio estructural.
Conclusión
El oro vuelve a ser noticia y, esta vez, con proyecciones que lo ubican en niveles nunca antes vistos. Citi anticipa que el rango más probable para los próximos meses se moverá entre US$ 3.300 y US$ 3.600, aunque no descarta escenarios más extremos si la incertidumbre se profundiza. Para Chile, la señal es clara: la minería puede ganar protagonismo y los inversionistas tienen una oportunidad para diversificar, siempre considerando que los metales, por más refugio que sean, no están libres de volatilidad.